martes, 26 de febrero de 2013

Pandora


Observé el cielo nocturno, las luces de un par de reflectores muy potentes  proyectaban  hermosas figuras en la inmensa oscuridad. Aun que estábamos realmente lejos supe enseguida que ya estábamos acercándonos a la fiesta del granero abandonado. Aquella fiesta que se hacia cada año y solo la gente más exclusiva y selecta lograba encontrar. Estábamos a punto de conseguirlo, camine más rápido haciéndome paso entre las largas plantas de maíz que se marchitaban a cada toque de mis manos.

-      ¿Vez eso?- me pregunto Damian. Sus ojos tan verdes como los de un gato me miraron con suma intensidad. Asentí con la cabeza y él me sonrío con malicia.

Comenzamos a correr más rápido, éramos casi imperceptibles en la oscuridad. En pocos minutos ya estábamos a unos 300 metros del granero, aun ocultos en el maizal. Observe con sumo cuidado como ya habían muchos autos estacionados por doquier. No era necesario afinar los oídos o el olfato para saber que ese lugar estaba repleto de almas jóvenes, rebosantes de euforia; presas muy fáciles de cazar, listas para ser devoradas.

-        Recuerda que solo buscas a alguien en especial- hablo Damian al sentir por donde iban mis pensamientos. Asentí ligeramente mientras volvía a mirar esos ojos tan hipnotizantes.

Esa era la parte más odiosa de estar enlazada a otro Crowling, saber que el podía ver y  sentir lo mismo que tu desde que fueron marcados. Era como si fuese parte de ti, ya no había intimidad, ya no estabas solo, eras la mitad de un conjunto para toda la eternidad.

Observé mi mano izquierda y vi como la serpiente que me había tatuado con Damian y era el símbolo de nuestra unión cobraba vida, se teñía de un verde mágico y brillante al igual que nuestros ojos. Se enrolló en mi dedo índice y fue avanzando por la palma de mi mano hasta quedarse enrollada en mi muñeca.  Observe ahora la palma de mi mano derecha, vi con melancolía mi marca de nacimiento, un rustico lunar que de alguna manera parecía una pequeña estrella de David. Cerré la mano rápidamente y vi a Damian.  Sonrío mostrando sus dientes afilados y casi felinos. Pronto observe como sus facciones se hacían menos perversas. Su cabello de un plomizo verdoso sobrenatural cambiaba a uno azabache. Un ligero flequillo le comenzó a crecer y tapar ligeramente uno de sus ojos. El color verde intenso siguió allí, penetrante e hipnotizante. Su ropaje anticuado fue dando lugar a un polo negro y unos jeans plomos algo gastados.  Lo mire totalmente sorprendida, él río, una risa gutural, no era humano, no ; y eso era algo que él no podía ocultar a pesar de bajar la ferocidad de sus facciones y cambiar su ropa, él no era humano, era un Crowling.

-        Trata de volverte atractiva para los humanos- dijo escupiendo las palabras con asco como si ese tipo de seres vivientes que nos daban alimento y nos llenaban de fuerza fueran la cosa más repugnante de este mundo.
-         Tengo entendido lo que tengo que hacer- dije malhumorada y luego me deje llevar.

Sentí la fuerza caliente recorrer mi columna y desde allí mis extremidades hasta cubrir todo mi cuerpo. Poco a poco el color de mi cabello que era rojo fuego fue dando lugar a uno totalmente azabache igual que el de Damian. Era inevitable verme similar a él después de todo, estábamos unidos por algo más sagrado que la sangre. Mi frente se cubrió con un cerquillo recto hasta las cejas, el resto de mi cabello solo logro caer hasta mis hombros, totalmente recto y alisado. Mis ojos verdosos,  se intensificaron un poco al ser delineados con negro, los afile hasta que parecieran los de un gato. Mi ropa no fue muy difícil de crear; un brasier rojo se dejaba ver por los costados de un top negro que llegaba hasta mi cintura, unos pantalones del mismo color y unas botas negras. Damian me vio de pies a cabeza como si quisiera devorarme con la mirada, lanzo un pequeño rugido gutural y me miro con más intensidad que nunca.

-      Si me gustaran las humanas tu estarías realmente sexy – comentó y yo le sonreí con algo de malicia.
-      ¿Si te gustaran?- pregunté con algo de ironía y él solo se limito a sonreír lleno de malicia y lujuria.

Sin decirle nada más comencé a caminar al granero. Al entrar tan solo cerré los ojos y me deje llevar por la música a todo volumen. Era en vano que buscara a mi primera presa  especial con la mirada o el olfato, sabia muy bien que tan solo lo sentiría. Damian me tomo de la mano.

-        ¿Qué haces? – pregunte al sentir la electricidad punzante entre nuestras palmas juntas.  Me sonrío ligeramente y se acerco a mi hasta susurrar en mi oído.
-        Ves a todas esas chicas de allí, quiero que se diviertan un poco- dijo refiriéndose a una docena de muchachas que lo miraban como hipnotizadas.
-        Pensé que no te gustaban las humanas- hable a su oído.
-        Y no lo hacen pero no por eso voy a perder la oportunidad de hacerlas sufrir- dijo y me atrajo más a él para que comenzáramos a bailar.

La música comenzó a sonar con más fuerza. Era electrónica pero aun así Damian y yo bailábamos muy pecados, como si fuéramos uno y la música no tuviera nada que ver con nosotros. Estaba muy relaja, tanto que comencé a sentir el flujo de energía de aquel ser tan especial para mi. Abrí los ojos y observe a Damian. Estaba aun con los ojos cerrados pero los abrió y tomo mi rostro entre sus manos, sentí una ligera electricidad al contacto con ellas.

-        Lo encontré- susurre y Damian sonrío mientras sus ojos brillaban de malicia.
-        Sabia que lo harías- dijo y unió nuestros labios en un beso tan salvaje que sentí como toda la gente nos observaba. Sonreí mientras mi ego se iba hasta el cielo. Me aleje de él y le di un ligero golpecito en la mejilla.
-        No te pases de listo, Damian- hable mientras me alejaba completamente e iba directo a mi presa.

Camine entre la gente, asiéndome espacio como podía. Los hombres trataban de acercarse a mi, tan solo les lanzaba una mirada inquisidora, ellos se detenían en seco y dejaban de mirarme como una presa. Cerré los ojos tratando de guiarme por mis instintos y otra vez sentí ese flujo de energía tan sutil. El individuo se movía con rapidez hasta que se quedo quieto. Fue entonces cuando lo vi de espaldas, era un muchacho con un gran saco negro y el cabello algo enmarañado de color castaño. Estaba apoyado en el umbral de la gran puerta trasera del granero, con una bebida en la mano, parecía no darse cuenta de mi y eso me inquietó. Según Damian, mi elegido sentiría una fuerza de atracción hacia mi como yo hacia él pero entonces ¿por qué este individuo no se percataba de mi presencia? Camine tranquilamente hacia él, ya no había nada que me alejara de mi presa. De aquel ser humano tan especial para mi que su alma me permitiría tener más fuerza y vitalidad y es que en el mundo cada Crowling tenia un humano elegido, aquel ser que al quitarle el alma, completabas la tuya.

En ese momento sentí como alguien me tomaba de la cintura con fuerza. Su asqueroso olor a sudor mezclado con licor sofoco mis fosas nasales produciendo que hiciera una mueca de asco. El chico era alto y rubio, muy fortachón para tener solo 17 años. Tal vez estaba muy borracho o se creía muy hermoso como para que no me resistiera pero lo cierto es que me estaba alejando de mi presa. Clave mis uñas en sus brazos que ya rodeaban mi cintura por completo. Gimió ligeramente y observó mis ojos con odio.

-      ¡Hey! ¿pero que te pasa?- pregunto y su tufo llego hasta mis entrañas.
-      Aléjate de mi- susurre con una voz tan infrahumana que observe como su rostro palidecía y me soltaba completamente como si hubiese visto un fantasma o peor, un demonio.

Fue en ese momento que observe como mi presa posaba sus ojos en mi. Se quedo completamente pasmado ¿me abría escuchado? Lo más probable era que no, que solo hubiese sentido mi presencia como una gran fuerza magnética, después de todo era solo un humano y yo solo había susurrado. Sin poder evitarlo y para no perder más tiempo le sonreí ligeramente mientras observaba su facciones con precisión. Su rostro, de rasgos suaves inspiraban confianza a cualquiera. Sus ojos del color de las almendras parecían brillar en toda esa oscuridad. Aun que su cuerpo era flacucho y se le notaban ligeramente los huesos del pecho lo cierto es que no se veía nada mal. Me acerque hasta estar al frente suyo atraída por el magnetismo, lo mire y no pude evitar sonreír. Me miro totalmente extrañado y giro para ver si estaba alguien detrás suyo con rostro de confusión.

-      ¿Me sonríes a mi?- pregunto con el seño fruncido, asentí con la cabeza.- No sabia que chicas como tu se acercaran a mi.- hablo. Ligeramente achine los ojos, confundida por su expresión.
-      ¿A que te refieres?- pregunte con neutralidad. El negó con la cabeza algo nervioso. 
-      No, no , no….no lo tomes a mal – se excuso con nerviosismo- es que las chicas lindas precisamente no se fijan en alguien como yo- hablo e hizo un ademán con las manos para que me fijara en su pinta. Sonreí.
-      Comprendo- hable y me acerque más- Entonces ¿no te sientes atractivo?- pregunte y él se sonrojo ligeramente. En ese instante por un ligero segundo observe como algo a la altura de su cinturón brillaba. El muchacho se movió algo incomodo, tapándose con el saco y no me dejo ver más el interior de este.
-      La verdad no.- dijo con completa sinceridad y tomo un gran trago de su bebida, hasta acabarla toda. La dejo en una mesa cercana a la puerta y me observo con mucha intensidad.- mi nombre es Alexander- dijo con un dejo ruso mientras me daba la mano.

Titubeé por unos segundos al comprender que tenia que dar mi mano y que el contacto entre nosotros ya era inminente. Con ligera timidez (muy extraña en mi) me acerque y le di la mano derecha. Sentí en ese instante como una oleada de corriente eléctrica recorrió nuestros cuerpos de pies a cabeza, lo extraño fue que no dolió, era una sensación cálida y hasta placentera. Sin darme cuenta ya había cerrado los ojos y me dejaba llevar por esa sensación tan extraña y gratificante.

-      ¡Concéntrate!- resonó la voz de Damian furiosa dentro de mi.

Di un ligero respingo y  abrí los ojos. No se cuanto tiempo paso pero lo cierto es que fue como si Alexander hubiese entrado en el mismo transe que yo y no se hubiese percatado de los minutos que pasaron.

-      Pero que extraño- susurro viendo su mano.
-      Estática- dije rápidamente y sonreí con nerviosismo- y por cierto, mi nombre es Pandora.

En ese instante Alexander levanto la cabeza. Fue como si al saber mi nombre olvidara completamente lo que paso unos segundos antes. Su mirada se intensificó, fue como si recién, en ese momento hubiese logrado su completa atención.

-      Un nombre misterioso para una chica misteriosa- hablo pensativo.

Le sonreí y sentí como mi mano ardía, la vi de soslayo. La serpiente parecía muy inquieta, se retorcía ligeramente cosa que Alexander no detectaba por ser solo un humano pero yo si y eso extrañaba.

-      ¿Podemos salir? – pregunte levantando la mirada y limpiándome las palmas de las manos en mis pantalones. Tratando de que así la serpiente dejara de moverse, pero el hormigueo seguía presente e incesante.- Aquí no escucho nada y realmente tengo ganas de conversar con alguien que no solo quiera besarme- hable y él rió mientras salía del granero.
-      ¿Como sabes que no quiero besarte?- se aventuró a preguntar.
-      Porque lo veo en tu mirada, eres muy predecible. Esperabas a alguien ¿verdad?- pregunte y su cuerpo se respingó ligeramente. Pude observar como se ponía tenso y nervioso. – ¿Cómo se llama? – proseguí tranquila.
-      Pandora- contesto y sonrío misteriosamente mientras se adentraba con rapidez al maizal que rodeaba todo el granero.

Corrí tras él, ya no importaba que las plantas se marchitaran al tocarlas o que el granero rebosara de gente, ahora solo importaba mi presa. Mis manos se curvaron formándose filosas garras. Mi cabello volvió a tener la tonalidad rojo fuego y mi mirada se hizo más penetrante y atemorizante que nunca, al igual que mis facciones. Estaba lista para mi iniciación. Comencé a correr sin importar que mi velocidad fuera vertiginosa.

-      ¿Alexander?- pregunte, imitando mi voz humana aun que mi estado ya no era ese. No recibí respuesta entonces me quede quieta, cerré los ojos y trate de sentir su energía ¿pero donde estaba? Era como si se hubiese esfumado y tan solo era un humano no podía haber ido muy lejos.
-      Aquí estoy- hablo detrás de mi.

Gire con rapidez y lo observe a los ojos. Su semblante palideció al ver mi nueva forma. Fue en ese instante que sentí la primera punzada en mi pecho, exactamente en mi corazón ya casi muerto y podrido por haber pactado con un Crowling ¿pero que sucedía?
Sin darme cuenta ya estaba caminando hacia él, sedienta del alma de aquel chico que recién había conocido pero su simple mirada aterrorizada ya trataba de revivir mi corazón corrompido.

-      Necesito besarte- susurre con la voz gutural y lo tome del rostro.

Nuevamente esa punzada en mi corazón, esta vez más dolorosa que nunca. Grite como si fuera un animal herido y sin poderlo evitar empuje a Alexander unos cuantos metros, calló de espaldas encima de los maíces, amortiguando así su caída. No hablaba pero no era necesario, su respiración agitada y entrecortada, sus pulsaciones a mil por hora y ese sudor frío recorriendo su espalda me demostraban que estaba aterrado.

-        Sal de aquí- gritó la ultima parte humana que me quedaba en mi cuerpo.- Sal de aquí y por amor a lo que más quieras no gires.- le grite sintiendo la presencia de Damian muy cerca.

Alexander asintió con la cabeza y desapareció en la oscuridad de la noche y las sientas de hectáreas de maíz que nos separaban de la ciudad. Suspire con fuerza y gire para encontrarme con mi verdugo, Damian.

-        ¡¿Por qué?!- grito con impotencia y me agarro de los hombros con fuerza.- ¡¿por qué?!-volvió a gritar y me zarandeó con violencia.

Nuevamente tenia sus facciones afiladas, las garras y el cabello gris pero esta vez algo en sus ojos intimidantes y de color verde había cambiado  y es que ahora note la decepción en ellos.

-          Yo… yo- tartamudee. No había respuesta para lo que estaba haciendo, sabia que al no matar a mi primera presa me condenaba a la muerte pero extraña razón sabia que estaba en lo correcto.
-          ¡Teníamos todo planeado!- hablo con desesperación en la voz- puedes….puedes matarlo aun, no debe de estar muy lejos…tu….
-           ¡No!- grite con fuerza y me aleje de Damian.
-          ¿Qué?- pregunto confundido. En su rostro se vieron facciones humanas que jamás había visto en el. Temor, confusión, tristeza,  sentimientos que estaba demostrando por mi culpa.
-           El es diferente- susurre sin poder mirarlo a los ojos- no se lo que tenia, Damian, pero él es diferente…

Con un movimiento casi imperceptible me tomo del cuello y me levanto del suelo clavándome las garras hasta hacerme daño.

-      ¿Solo 10 minutos y te enamoraste de ese humano? ¿Y nosotros qué?- preguntó con la voz ronca, inhumana. Sus ojos llenos de rabia brillaron mientras ajustaba aun más su agarre en mi maltrecho cuello. Traté de hablar, traté de gritar pero lo único que salía de mi boca fueron ligeros gemidos de dolor.
-      ¡Déjala en paz!- gritó Alexander.

Y todo ocurrió tan rápido y sin poderlo evitar. Vi como un haz de luz azul se acercaba peligrosamente a mi rostro pero inesperadamente fue a parar al brazo de Damian haciendo que su piel se quemara al contacto y al fin soltara mi cuello. Damian grito lleno de rabia y dolor, yo caí al suelo sin tener fuerza alguna para levantarme y sentí como la serpiente en mi mano se retorcía quemando todo mi brazo, si herían a Damian también me herían a mi. Grite de dolor agarrando mi brazo con fuerza como si así pudiera parar el dolor que tenia pero fue inevitable, como también el que perdiera la conciencia en medio de esa pelea.


-          ¿Y no te asusta mi apariencia?- preguntó Damian con su verdadero rostro. Increíblemente no me daba miedo es más, me parecía más encantador que nunca. Negué con la cabeza y abrase su cuerpo inhumano.
-          Lo que me asusta es lo que va pasar ahora- susurré apoyada en  su pecho quieto.
-          Tu eres mi elegida Pam, tengo que matarte.- dijo con tristeza. Me aleje de él y lo mire con lagrimas en los ojos.
-          ¿No hay otra manera de terminar esto?- pregunte suplicante mientras Damian me agarraba de los cintura y me apegaba a él. Se acercó a mi oído con mucho cuidado.
-          ¿Me amas?- preguntó y yo me quede paralizada por unos segundos. Sin pensarlo dos veces conteste con la verdad.
-          Si.
-          ¿Harías cualquier cosa por mi?
-          Si- susurre nuevamente como si estuviera hipnotizada por esos ojos verdes tan intensos.
-           Déjame tatuarte, deja que seas parte de mi como yo de ti y seguirás viva.- susurró.
-          ¿Pero…?- pregunte y me aleje para verle el rostro.
-          No serás como humana, Pam, sino una Crowling como yo. – habló y yo suspiré.
-          ¿Va doler?- pregunte como una niña pequeña que va recibir su primera inyección.
-          Si y tendrás que comer lo mismo que yo, tu corazón dejara de latir y…
-           No importa- dije negando con la cabeza para no escuchar más. Me aferré a él con mis brazos y pensé que si no sabia seria mejor- con tal de estar contigo para siempre, lo haré, porque te amo.
-          No será tan fácil Pam, recuerda que los Crowling no sienten amor.

Pero aun así te enamoraste de mi, Damian. Aun así me protegiste de ti, me diste una segunda oportunidad ¿Y ahora qué? ¿Por qué no me estabas protegiendo en estos momentos? Tal vez… tal vez era mi turno de salvarte.

Me obligué a abrir los ojos.  Lo primero que observe fue el cielo oscuro alumbrado por los reflectores del granero. Estaba tendida en medio del maizal. Mi mano aun me ardía con mucha intensidad, trate de verla y lo que observe a pesar de la oscuridad me aterrorizó. La serpiente poco a poco se iba consumiendo en un fuego verdoso que ardía como los mil demonios. Grite con fuerza y me levante, Damian estaba en peligro, no había tiempo que perder. Me paré como pude y observé por primera vez desde que había recuperado la consciencia la pelea que se estaba librando en el maizal. Damian saltaba de un lado a otro con una rapidez inhumana pero algo torpe por la herida que le había producido esa espada brillante en una de las manos y quien sabe que otras heridas más. Alexander lo perseguía con mucha gracilidad, su rapidez era sorprendente ¿Qué es lo que era?

Debido a la pelea en el que estaban enfrascados ninguno de los dos se dio cuenta de que yo estaba consiente o tal vez Damian si pero no me presto atención alguna.

-        Te amo- pensé con todas mis fuerzas para que el me leyera el pensamiento y comencé a correr hacia Alexander.

No obtuve respuesta pero no me importó, estaba en falta con él y trataría de compensarle. A pesar de todo el dolor que sentía me abalancé a Alexander e hice que cayera al suelo, arrojando su espada lejos de él.

-          ¡Qué haces!- grito él mientras yo le rugía y trataba de apresarlo con mis piernas y brazos.
-          Te dije que escaparas y no miraras atrás- hablé con la voz gutural.
-           Tenia que salvarte, vine a protegerte. Eras tu a la que en verdad buscaba…- habló pero yo ya estaba muy cerca de su boca. Lista para succionar su alma, a pesar del dolor que sentía en el pecho por estar tan cerca de él.
-           Yo no necesito ser salvada, elegí este camino- hablé con la voz nuevamente humana.
-          Pero no debió de ser así- contestó y vi como su mirada ya estaba resignada a la muerte.

Acerqué mis labios a él y poco a poco le di el beso de la muerte. Aquel beso que succionaría toda su vitalidad. Sentí como cada bocanada me hacia más fuerte, mi mano izquierda ya no me dolía en absoluto pero en la derecha comenzaba a sentir una sensación extraña, como si mi mano se congelara a cada segundo. Mi corazón comenzó a latir desenfrenado hasta que poco a poco fue cediendo dolorosamente y después de unos segundos se quedó completamente quieto. Al concluir de succionar la sensaciones desaparecieron y vi como poco a poco los ojos de Alexander se iban cerrando. Las palmas de sus manos se abrieron y fue entonces cuando vi la misma estrella de David marcada en su palma derecha. Me quede estupefacta y quieta por unos segundos ¿Qué significaba aquello?

No se cuanto tiempo pase en ese estado, casi siempre perdia la noción del tiempo ahora que no envejecía. Levanté ligeramente la cabeza y observe el alba morado con tonalidades rojizas.  Me paré y observé mi mano con la serpiente ahora quieta, había regresado a su tonalidad habitual, ya no amenazaba con irse. Vi mi mano derecha y note como la estrella se hizo más uniforme y oscura. Suspire con fuerza ¿Qué significaba esto?
Giré para observar a Damian, estaba parado ahora frente a mi. Nos quedamos en silencio, sin saber como actuar. Su mano herida estaba oculta por las sombras del maizal igual que la mitad de su cuerpo, me pregunté con miedo si es que la había perdido. El negó con la cabeza al  leer mis pensamientos.

-          Solo esta algo chamuscada- hablo con una ligera sonrisa.

Vi sus dientes puntiagudos, su cabello plomo verdoso, su piel ensangrentada y esos ojos verdes que me habían cautivado desde el principio y supe que había tomado la decisión correcta.
Camine hacia él con cuidado, observando solo sus ojos y tratando de descifrar si seguía tan molesto conmigo como para matarme. Nuevamente leyó mis pensamientos, acorto el espacio entre nosotros y en vez de posicionar sus manos en mi cuello me abrazo con fuerza.

-      Pam, un día te dije que los Crowling no podían amar- habló sin mirarme a los ojos.- creo…creo que te mentí. – levante la mirada y me encontré con sus ojos verdosos. – Tenia miedo de decirte lo que realmente sentía. Es algo raro…es…
-      Es amor.- le corté y le di un beso en los labios. El sonrió mientras nuestro beso se prolongaba más y más.
-      Sabes que va ser difícil ¿no? Seres como ese van a buscarnos siempre. – dijo y yo suspire mientras asentía.
-      Es como yo ¿verdad? – el asintió con la cabeza pero no dijo más.

Me aleje de él y suspire mientras veía el sol salir, entrelacé nuestros dedos. Sentí su palma ensangrentada  chocar con la mía, esa extraña electricidad dolorosa pero ahora gratificante recorrió nuestros cuerpos. Me apoyé ligeramente en su hombro y por primera vez después de mucho tiempo me sentí protegida.

-      Lo superaremos juntos Damian. Solo prométeme que no te separas de mi y que no volverás a hacer lo que hiciste- hablé y sentí ligeramente las heridas que me habían hechos sus garras.
-      Lo prometo. – respondió y nos miramos a los ojos por un minuto interminable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario